Por Jesús Rivera
Reynosa, Tamaulipas. La desaparición de 43 estudiantes de la Escuela Rural de Ayotzinapa, Guerrero, está presente en el nuevo muralismo de Reynosa, cuyo principal exponente es el pintor y muralista Obed Calderón.
El número 43 siempre aparece en su obra pictórica. La muestra más reciente es el mural en tríptico elaborado en la plaza “Niños Héroes” de esta ciudad de Reynosa.
Ese símbolo representa no solo a los 43 de Ayotzinapa, sino a la totalidad de las desapariciones forzadas que han ocurrido en el país. Unos centímetros arriba se ven tres figuras en una manifestación, con una madre buscadora que porta el símbolo de interrogación.
Obed Calderón se define a sí mismo como un pintor social, que trabaja a partir de lo que ocurre en la actualidad para generar su obra.
“El símbolo del 43 aparece en los murales desde principios, desde el primero que realicé en Guadalajara y representa un símbolo de la desaparición en todo el país, además de la cuestión de Ayotzinapa, pero también lo que está sucediendo lastimosamente en todas partes de nuestro país, donde está habiendo esta situación. Para mí es un rescate de la memoria y por eso está implícito y en cada uno de los murales forma parte de los elementos. En este caso, en la parte del Reynosa contemporáneo está este libro que se está ojeando con el aire, con el viento, que tiene que ver también con nuestro clima y ahí aparece este rescate de la memoria que realizo”-comentó.
El joven artista cuenta con 7 murales de distinta temática. Todos ellos incluyen el número 43. De ellos, dos se ubican en Reynosa: “Reysiliencia”, en la plaza “Niños Héroes” y “Arte, no Guerra”, en la pared del IRCA. El resto se distribuyen en Guadalajara y Zapopan, Jalisco.
Los murales de Obed Calderón incluyen una profusión de símbolos. Por ejemplo, en “Reysiliencia”, el río Bravo recorre los tres paneles, el que describe aspectos del pasado, el presente y el futuro, además del calor que emana del sol, muy propio del clima extremoso de esta región.
Está elaborado con pequeños trozos de mosaico colorido y es una técnica que armoniza con el entorno arquitectónico.
“Una vez que la obra mural está ahí habita el espacio, a las personas les puede hacer reflexionar. Por ejemplo, en los movimientos sociales está habiendo una manifestación en la parte donde está la lectora. Hay tres personajes que están haciendo una manifestación y está una madre buscadora. Hay una representación de una madre buscadora que trae la pancarta con el signo de interrogación. Entonces, ahí está esa nota del tiempo que estamos viviendo ahorita. Sí. Puede ser una pauta para la reflexión y para la manifestación social”-finalizó.