EDITORIAL
La famosa piñatería Ramírez de Reynosa hizo un monigote con la figura de la hija de Franco Escamilla.
En los últimos días la opinión pública ha mantenido su atención no en temas realmente trascendentales, como la Reforma Judicial, sino en cosas banales, como el baile de quince años protagonizado por el standapero Franco Escamilla y su hija, una adolescente con sobrepeso.
Nada hubiera pasado. Todo habría sido un festejo normal. La niña bailando con su padre el vals de quince años, los asistentes, el pastel… Pero resulta que Franco Escamilla, un tipo que se dedica precisamente a hacer humor negro resaltando los defectos de los demás, ahora está pasando por aquello de lo que tanto se burló.
Escamilla, de ser un tipo anodino, cierto día vio que era buen negocio pararse frente a un micrófono, en público y hacer comedia negra, burlándose de los defectos ajenos.
Gustaba especialmente burlarse de las escenas donde se veían quinceañeras pasaditas de peso o de gente con defectos físicos o mentales, e incluso se le llegó a acusar de homofóbico y racista.
Tras la publicación del video de su hija, los usuarios de las redes sociales se le fueron a la yugular.
“Para que vea lo que se siente”-dice unos. “La Ley del Karma”-aseguran otros.
Sin embargo, se trata de un fenómeno social que merecería un estudio mucho más profundo.
Franco Escamilla es muy famoso precisamente por el tipo de humor negro que realiza. Millones de personas siguen sus cuentas y escuchan sus disparates. Gracias a ellos, recibe toneladas de dinero por burlarse de los defectos ajenos.
Pero como dice el dicho: “No tiene la culpa el indio, sino el que lo hace compadre”, son todos los que festejan sus chistes misóginos y subidos de tono los responsables de esa situación.
Hoy, la hija de Franco Escamilla sufre los efectos de las burlas por su obesidad. Se argumenta que se le está haciendo un daño psicológico, y Franco Escamilla salió a decir en sus redes sociales que no se metan con la familia pero, ¿no es acaso lo que él ha hecho durante todos estos años? ¿Burlarse de las personas?
Este caso es una muestra más de una sociedad enferma y bipolar que, por un lado, gusta de ese tipo de contenido pero por otra parte detesta que se le agreda por sus propios defectos.