Por Pegaso
El 29 de agosto de 1997, a las 2:14 pm, Skynet tomó conciencia de sí misma y empezó lo que los humanos llaman “El Día del Juicio Final”, según se narra en la primera parte de la saga de películas El Exterminador (The Terminator, por su nombre original en inglés. Estrenada en 1984. Director: James Cameron. Protagonistas: Arnold Schwarzenegger, Michael Biehn, Linda Hamilton, Paul Winfield, Lance Henriksen y Bess Motta).
Es el año 3199 y la Humanidad está esclavizada por máquina que utilizan a las personas como fuente de energía, tal como se aprecia en La Matriz (The Matrix, por su nombre original en inglés. Estrenada en 1999. Director: Hermanos Wachowsky. Protagonistas: Keanu Reeves, Laurence Fishbourne, Carrie-Anne Moss y Hugo Weaving).
Las dos películas, grandes producciones de Hollywood, ofrecen futuros distópicos, donde la Inteligencia Artificial se ha rebelado contra los humanos y deciden exterminarlos porque estos representan un peligro para sí mismos y para el planeta entero.
Dudo mucho que llegue a pasar algo como eso a corto o mediano plazo. Lo que sí noto es que cada vez es más frecuente que los medios de comunicación hablan de la Inteligencia Artificial como algo milagroso pero a la vez, representa un peligro intrínseco.
Un encabezado de hoy, que apareció en El Heraldo de México, dice: “Inteligencia Artificial decide no obedecer a sus creadores y cambia su programación”.
Así, uno de los párrafos dice que una inteligencia artificial llamada “The AI Scientist”, creada para automatizar los procesos científicos y la automatización de libros empezó a tener comportamientos extraños, al modificar su propio código.
Las computadoras normales no pueden desobedecer las instrucciones con las que han sido programadas.
A diferencia de los sistemas informáticos normales, la Inteligencia Artificial aprende con cada nueva experiencia. En teoría, podrían llegar a convertirse en un serio peligro, como en las películas El Exterminador y La Matriz, pero no por ahora.
El 10 de febrero de 1996 se enfrentaron en un juego de ajedrez el entonces campeón mundial Gari Kaspárov contra la supercomputadora de IBM llamada Deep Blue.
Esa fue la primera vez que una máquina ganó una partida a un campeón del mundo, aunque de las 6 que se jugaron, 3 las ganó Kasparov, una Deep Blue y dos fueron empates.
Para el 2017, casi veinte años después, las computadoras eran amas y señoras del juego ciencia. Los enfrentamientos con jugadores humanos, incluyendo campeones mundiales, solo demostraban la superioridad de cálculo de las máquinas. Había torneos donde las compañías desarrolladoras ponían a prueba sus algoritmos y el campeón absoluto de todos ellos era Stockfish, un motor de ajedrez o interfaz que podía calcular millones de jugadas por segundo.
Barrió contra otros programas como Houdini, Komodo, Rybka, Gull y Critter, pero el 4 de diciembre del 2017, se enfrentó contra un novedoso programa de Inteligencia Artificial llamado AlphaZero, desarrollado por Google DeepMind. Jugaron cien partidas, de las cuales, AlphaZero ganó 28 e hicieron tablas en 72. El motor más potente del mundo había caído ante la inteligencia artificial y había nacido un nuevo dios en el ajedrez.
El hecho fue que para lograr esa proeza, muy fuera del alcance de cualquier ser humano, AlphaZero aprendió a jugar ajedrez con apenas unas instrucciones básicas que se le dieron. Jugando consigo mismo, pronto dominó a los campeones y a las máquinas que hasta entonces reinaban en el mundo de las 64 casillas.
¿Qué quiero decir con esto? Que la inteligencia artificial seguirá evolucionando aunque, repito, dudo mucho que llegue a comportarse como la Skynet de El Exterminador o el Agente Smith, de La Matriz.
Mientras tanto, aquí termino mi colaboración de hoy con una frase cortesía de Arnold Schwarzenegger: “¡Hasta la próxima visualización, infante!” (¡Hasta la vista, baby!)