Dirección General: Jesús Rivera Zúñiga

Al Vuelo-Testosterona

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Por Pegaso
¡No, no, no y noooooo!
¡Un hombre siempre será un hombre y una mujer siempre será una mujer!
No importa si se hizo la “operación jarocha” o si fue al registro civil a cambiarse de nombre. Un pelao siempre será pelao, por muy finito que parezca.
Lo digo por la polémica que se armó con la competencia de box en los Juegos Olímpicos de Francia donde pusieron a una mujer a pelear contra un güey que se siente mujer.
El aprovechado sujeto le dio una tunda a la púgil por sus evidentes ventajas de estatura, largo de las manos, complexión muscular y aguante.
El hombre produce más testosterona que la mujer. La testosterona, para quienes no lo sepan, es la hormona responsable de los caracteres sexuales secundarios del hombre: Voz ronca, pelo en pecho, mayor musculatura y mayor agresividad.
Los encargados de organizar las peleas de ese tipo se han relajado mucho para estar a la moda, y la moda actualmente es la inclusión de las minorías en temas que anteriormente eran exclusivos de un sexo.
Por decir algo. El mundo se escandalizó cuando las mujeres empezaron a incursionar en el boxeo, porque es un deporte muy rudo.
Hasta ahí todo estaba bien, porque nos llegamos a acostumbrar.
Pero cuando un varón dice que se identifica como mujer y se mete a pelear con mujeres aprovechando las ventajas que le da su masculinidad, más que una competencia sana y equilibrada, me parece una completa estupidez.
Si mi esposa fuera boxeadora, llega un cabrón y me la madrea, lo menos que podría hacer yo es ir a buscarlo y echarle a Mike Tyson para que viera lo que se siente.
Yo propongo, y la próxima vez que vea al Presidente de los Juegos Olímpicos le presentaré mi petición por escrito, que si quieren incluir a sujetos que se sienten mujeres, hagan una división especial para ellos.
Así, al menos es algo legal y con un equilibrio de fuerzas.
Y lo mismo digo para las demás actividades donde las mujeres marcianas (sin chichis y con macanas) han logrado colarse, como en Miss Universo.
En lugar de darles cabida a hombres que buscan ser “la mujer más hermosa del mundo”, ¿por qué no organizar un concurso similar, pero con puro machito calado? Un Miss Travesti Universal, o algo por el estilo.
Y ya estoy viendo que al escribir esto, las plataformas digitales como Facebook, You Tube, Tik Tok o WhatsApp pueden sancionarme bajo el argumento de que se trata de un discurso de odio.
Pero no. Yo no odio a las personas por el simple hecho de que son seres humanos. Rechazo, eso sí, que vivan en una mentira y que quieran que el resto de las personas compartan su delirio.
A final de cuentas cada quien hace de su vida un papalote y si a alguno le gusta vestirse con tutú y mallitas fiucha, es muy su gusto, mientras no afecte los derechos de terceros.
Porque, si no lo saben, estoy en mi pleno derecho de pensar como lo he expresado líneas arriba, y si alguien se enoja o me tacha de homofóbico por eso –incluyendo las plataformas digitales- lo puedo acusar ante una corte por violentar mis garantías individuales, a saber, la libertad de pensamiento y la de expresión.
¡Viva la libertad! Sí, siempre y cuando no pretendas imponerte sobre los demás.
Viene el refrán estilo Pegaso:  “¿Con dicha cantidad es suficiente o te proceso un embrión de gallinácea?” (¿Con eso tienes o te guiso un huevo?)