Por Rosalía Quintá Uresti
Limosnero y con garrote…es una frase muy conocida en México que describe a una persona que pide un favor y cuando se lo dan abusa…pues bien yo conocí uno y la verdad no fue una experiencia desagradable.
Jajaja no se porque hoy lo recordé y ahí va…
Un día cualquiera después de terminar de reportear, fui al restaurante La Villita ( lástima que ya no existe) en pleno centro de Reynosa.
No recuerdo con quien fui, pero ya habíamos pedido nuestro platillo y lo esperábamos con ansia (hambre jajajaj).
Al lado de nuestra mesa se en encontraba una joven mamá con su pequeña hija de unos cuatro o cinco años.
De repente entró un hombre joven, mal vestido, sucio, pelo largo sin peinar y preguntó cuánto costaba un platillo de arroz y frijoles.
Las meseras y la cajera del lugar le respondieron que solo vendían el platillo completo y que costaba tanto.. (no me acuerdo )
El insistía que quería arroz y frijoles, pero sobre todo frijoles y como no le alcanzaba para un platillo completo, se dirigió a nuestra mesa y preguntó que si le podíamos completar.
Y la verdad como no me gusta dar dinero a quienes piden en restaurantes, le dije a una de las meseras que le sirviera un platillo y al hombre que se sentara en una mesa.
Muy contento pidió un platillo pero el que eligió no traía frijoles. Jajajaja que risa. Aquí empezó todo jajaja
Voltea y me pregunta que si podía pedir frijoles (se cobraban aparte)
Mi respuesta fue si. Entonces preguntó si podía pedir una coca cola. Si dele una coca le dije a la mesera.
Entonces nuevamente voltea a verme para preguntar si podía pedir pan en lugar de tortillas, o sea muy fino el hombre ..jajaja
Para ese entonces ya estábamos todos riendo porque el hombre parecía niño chiquito pidiendo y cambiando todo. Jajajaj
Además dijo que también quería postre pues también el postre se le sirvió…
Y ya para terminar dijo y no sería mucha molestia pedir una cerveza!!!!
Yaaaaaaaa le dije es suficiente ya comió bien y con frijoles .. oigame!!! Yaaa es suficiete.
Y sonriendo,encogió los hombros y con cara de haber echo una travesura regresó su mirada al suculento platillo que comía diciendo “si, si si está bien, gracias”.
Jajajaj que risa mi acompañante y yo no parábamos de reír y entonces me percate que la joven mamá también estaba divertida con la situación. Ella antes de irse me dijo ” le dejo la mitad de lo que cuenta el platillo” y se fue con su pequeña.
Ese día conocí a un limosnero y con garrote de una forma muy divertida que pudo cumplir su antojo de comer frijoles!!.
Ojalá que todos pudiéramos comer lo que nos guste o al menos que pudiéramos comer, que nadie pasará hambre