Por Pegaso
A alguien se le ocurrió la brillante idea de traer de nuevo a la vida al Divo de Juárez, Juanga.
No estaba muerto, andaba de parranda, como dice la conocida canción.
Pero no. Se trata solo de una campaña publicitaria que busca promocionar y explotar algunas de sus canciones inéditas.
Así es como a partir del 5 de octubre podremos escuchar en distintas plataformas digitales el contenido de su nuevo disco intitulado: “México, con escalas en mi corazón”.
Después de 7 años de muerto, sus herederos y mánagers vieron que no les había dejado suficiente lana y buscaron la manera de seguir explotando esa minita de oro.
La solución, sacar canciones inéditas que el cachetón y amanerado cantante tenía grabadas, pero que se mantenían guardadas o que eran poco conocidas.
El material promete temas que hablan de los Estados de la República que más significado tuvieron para el artista, asegura un promocional.
Pero bueno, el cantante de la voz tipluda es un personaje que estará por siempre en la memoria colectiva de los mexicanos, como han quedado grabados los de Jorge Negrete, Pedro Infante, Javier Solís, José Alfredo Jiménez, José José, Chente Fernández, El Pirulí y muchos más que también colgaron los tenis.
Recordando los inicio del divo, podemos comentar que en aquellos tiempos, a finales de los sesentas y principios de los setenta, hacía sus pinitos con temas como “No tengo dinero”, “Me he quedado solo” y “Será mañana”.
En el programa de María Victoria “La criada bien criada” le dieron una buena proyección. El madrinazgo de la mujer de cintura de avispa y el pujidito le bastó para catapultarse a la fama, sin demeritar sus dotes de compositor.
No tenía una buena voz, pero ¿para qué la quería? Si las letras y música tenían ritmos pegajosos que gustaban mucho a las juventudes.
En aquellos tiempos tenía una imagen pulcra, limpia, de un jovenazo que deseaba alcanzar el éxito porque venía de una familia muy pobre de Parácuaro.
Ya con el tiempo, mientras más viejo y gordo se hacía, se iba descarando y mostrando realmente su orientación sexual, aunque eso desde décadas atrás se sabía.
Lo que quiero decir es que no se dejen llevar por la publicidad. Juan Gabriel no ha revivido, ni es un zombi ni un extraterrestre inmortal.
Simplemente que su música seguirá siendo por mucho tiempo un gran negocio para los que tienen derecho sobre ella. Mal harían en no aprovechar toda la fama que cosechó Juanga y quedarse cruzados de brazos mientras que otros “artistas” que solo berrean, como Nodal y Peso Pluma se hacen asquerosamente millonarios.
Por lo pronto, nos quedamos con el refrán estilo Pegaso, cortesía del mismísimo Divo de Juárez: “Mi advenimiento a la existencia no tuvo como razón el apego romántico”. (Yo no nací para amar).