Por Pegaso
Hoy miércoles jugará la Decepción Mexicana contra Arabia. Necesita golear, de lo contrario, tendrá que regresarse a casa, donde le esperarán mentadas de madre al por mayor.
¿Saben por qué la Selección hace tan mal papel en los mundiales? En las redes sociales ya dieron la respuesta: Porque en México el futbol es un negocio y no un deporte.
Las dos grandes televisoras que dominan el escenario de los medios de comunicación, Telerisa y Tele Aztuerca, fabrican estrellas de oropel, los inflan y nos hacen creer que se trata de jugadores valiosos, cuando a la hora de definir, les brota la idiosincrasia del perdedor.
Cuando un jugador mexicano tira un penalti, percibe la portería chiquitititita y al portero contrario como un ser mitológico, mitad pulpo y mitad elefante. Resultado: Falla el tiro.
Pero cuando un portero mexicano está ante un jugador extranjero, siente la portería enorme y él mismo se ve como si fuera “Mini me”, el clon del Doctor Malito en la trilogía de Austin Powers (Película americana con tres entregas: Austin Powers: International Man of Mystery (1997); Austin Powers: The Spy Who Shagged me (1999) y Austin Powers in Goldmember (2002). Director: Jay Roach. Protagonistas: Mike Myers, Elizabeth Hurley, Michael York, Seth Green, Heather Graham, Mindy Sterling, Robert Wagner y Verne Troyer).
Cuando a un mexicano le toca hacer un tiro libre con barrera, ve a los jugadores del otro equipo como gigantescos robles, difíciles de superar.
Todos los futbolistas mexicanos son chaparros, flacos y prietos. Cuando se enfrentan a jugadores de otros países como Estados Unidos, Rusia, Alemania o Inglaterra, apenas les llegan a la cintura.
En tiros de esquina, el 99.9999% de las veces les van a ganar con los cabezados.
Es casi seguro que cuando un mexicano y un gringo van por la pelota, el gringo llegará primero, porque tiene las piernas más grandes.
Y yo me pregunto: ¿Por qué no escogerán a jugadores altos y fornidos?
Alguno de mis dos o tres lectores me dirá: “Pe-pe-pero, Pegaso. Los brasileños y argentinos también están chaparrones, prietos y feos, y juegan mucho mejor que los mexicanos”.
Y efectivamente, pero el chip es diferente.
Le decía yo a un amigo el día de ayer que en equipos exitosos como esos, la mayoría de los jugadores seleccionados son especialistas en su campo. Hay volantes, medios, delanteros, porteros, defensas y volantes.
En México agarran a una bola de pendejos al ahí se va y los ponen donde caiga. No hay especialistas.
Hace unos días, en este mismo espacio, hacía yo énfasis en que México necesita un 10 de verdad. Les daba a los directivos de la Selección Mexicana un salutífero consejo, para que salieran a buscar a los llanos a verdaderos jugadores habilidosos. Tal vez entre ellos esté el Pelé o el Maradona mexicano.
Pero aparte, se tendrá que trabajar en la idiosincrasia, en el chip de perdedores que traemos bien colocados los que pertenecemos a la raza de bronce.
Con un buen lavado de coco, ya no verán nuestros jugadores la portería chiquititita, cuando van a tirar un penalti, ni grandototota cuando a un portero mexicano le toca parar la bola.
Y que las empresas televisoras mejor se pongan a hacer moconovelas, que es para lo único que sirven.
Por eso, aquí les va el refrán estilo Pegaso, cortesía de El Perro Bermúdez: “¡Pequeño golpe de la extremidad inferior que impulsa al esféricooooo!”(¡Tiritititoooo!)