Dirección General: Jesús Rivera Zúñiga

Choque de trenes: Mafia contra tiranía

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EDITORIAL

-Loret, mafioso.

-AMLO: Dictador.


Es noticia nacional e internacional el enfrentamiento verbal que mantienen el Presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador y el comunicador Carlos Loret de Mola.

Tras la última “mañanera”, donde López Obrador evidenció los ingresos que tuvo o que tiene Loret, una buena parte de los integrantes de la élite del periodismo nacional se lanzaron a su defensa.

Los periodistas de a pie, no nos sentimos representados por Carlos Loret, o por Brozo, o por cualquier otro periodista que hace de esta hermosa profesión una industria del chantaje, un cártel de la información.

Es bien sabido que a nivel nacional, en gobiernos anteriores, esos periodistas de la élite recibían cantidades multimillonarias, provenientes del presupuesto público, de la partida destinada a gastos de Comunicación Social que se debían repartir en todo el país y no nada más a unos cuantos.

El periodismo de investigación es un género que trae muchas satisfacciones a quienes lo practican de manera imparcial, y riquezas inimaginables a quienes lo utilizan como arma política.

Esa élite, esa mafia de la comunicación que hizo fortuna durante décadas, vio afectados sus intereses con la llegada de un gobierno austero, como el de López Obrador.

Aunque para algunos no solo es austero, sino miserable.

Lo que contrasta con el estilo de vida que se dan sus hermanos y sus hijos, y que manda al traste su inmaculada aureola de persona honesta.

En un video que se hizo viral, Carlos Loret de Mola asegura que López Obrador está muy molesto porque no puede explicar la riqueza que ostentan sus parientes cercanos y los millonarios contratos con PEMEX que tiene el propietario de la casa donde vive su hijo mayor.

La gota que derramó el vaso fue la exhibición de los ingresos que tuvo o tiene Loret como reportero.

Son ¡33 millones de pesos anuales!, algo con lo que ni siquiera podemos soñar el resto de los periodistas de provincia.

Niveles de ingresos similares tienen otros comunicadores de la capital que se dedican a hacer reportajes de fondo, pero que en realidad son elementos de chantaje, para presionar o golpear políticamente a quienes se resisten a llegar a un arreglo económico.

Pero como López Obrador es más terco que una mula y lo último que va a hacer es reconocer que se ha equivocado, esto es un choque de trenes cuyo final es impredecible.

Loret acusa a AMLO de violar la ley y de exponerlo a él y a su familia a la delincuencia, y lo califica de dictador.

En medio de una oleada de asesinatos de periodistas, por una parte, y por otra, el pleito casado con el cártel del periodismo, pinta negro el panorama para quienes buscamos ejercer la libertad de expresión en el país.

En algunas escuelas, como la Universidad Tauamulipeca (UT), los alumnos de comunicación y sus maestros hicieron una dinámica donde opinaban precisamente sobre el enfrentamiento del Presidente con Loret de Mola.

Para la mayoría de los estudiantes, se trata más bien de un chisme de comadres o de un pleito de niños berrinchudos.

Algunos dijeron que sería mejor que el Presidente se ponga a trabajar para sacar adelante del país, y otros manifestaron que Loret no tiene credibilidad.

Existe, sin embargo, el peligro real de que, ante el libertinaje en que algunos comunicadores nacionales han incurrido, se presione lo suficiente al Gobierno de AMLO y este cruce la línea hacia una dictadura.

Ya Sócrates lo decía hace más de dos mil años: El gobierno tiránico proviene de la democracia. El exceso de la democracia y el abuso de ésta, produce una tiranía.

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